(Tenia tiempo que no retocaba mis
labios; pero al ver tu mirada hacia mi no soporte la tentación y lo hice.
Solo para atraerte cubrí mis
labios ante ti de rojo carmesí.)
Mientras movía de lado a lado y alrededor el lápiz,
recuerdo que a través del estuche y con una mirada cautelosa, apenas logre
observar como jugueteabas tus labios y mirabas atentamente, cada suave
movimiento y el color tan vibrante, con el que recuerdo, ¡no pudiste evitar
sonreír!
Esa noche me cubrí con el clásico
negro que siempre guardo por ahí y un par de tacones solo para no perder el
estilo, tome mi bolso, ese que siempre olvido y salí con rumbo aquel BAR. Donde
entre con mis amigas tal vez una o dos veces, tenía varias noches sin salir
y tampoco buscaba algo en especial, era solo un momento para mí, nunca pensé que
hoy estuvieras ahí.
Mi plan era simple beber un te
negro, conversar con una o dos personas, unas copas y regresar a dormir. Pues
habría que terminar mañana con un día pesado. (Siempre creí que los hombres
eran los únicos que podrían convivir en un Bar.Pero Cecil me enseño que no era
así). Esa noche apenas habían pasado unas horas cuando apareciste en tu coche
color negro sin placas, se que el misterio no es lo tuyo, pero me encanto verte
de esa forma.
En realidad nunca me dijiste que
hacías esa noche ahí, lo ultimo que recuerdo es que no podías evitar observar
mis piernas cuando me acomodaba la falda,
hasta que te animaste a decirme que me veía linda esa noche. Así es no pasaba
nada fuera de lo común y la conversación era solo hablar de trabajo y las
amistades, no se si eran mis ánimos o las copas pero pronto deje de prestarte
atención.
Sin embargo tu interés era insistente, así que decidí jugar al gato y
al ratón, total casi eran la una de la mañana y pronto me iría a casa.
Tu mente común, tu conversación,
tus miradas, cada movimiento tuyo era tan predecible como aburrido e incluso
logre ver tu desesperación al encender el cigarrillo, esa ansiedad. Querías
estar conmigo una vez mas, lo necesitabas pero la verdad mi interés era poco y
la noche estaba por terminar.
Esa noche solo había de detenerme más tiempo
contigo una sola cosa, me pediste que cubriera de nuevo mis labios de ese color
que no pudiste evitar observar una y otra vez mientras hablábamos, después de eso bebí de mi copa
una vez mas, quedando la marca del labial en ella. Apenada me apresure a sacar
una servilleta del bolso y justo al ver
lo que haría, me tomaste la mano y bebiste del mismo lado donde había quedado
la marca de mis labios, esa visión de ti. Lleno complemente mis sentidos no
pude evitar de nuevo sentir ese escalofríos mientras bebías de mi copa casi
vacía.